para que sirve risperidone

¿Para qué sirve risperidone y por qué se prescribe en el autismo?

La risperidona (nombre comercial: Risperdal, entre otros) es un medicamento que pertenece a la familia de los antipsicóticos atípicos. Aunque su origen y uso principal están relacionados con el tratamiento de la esquizofrenia y los trastornos bipolares, en los últimos años ha demostrado ser una herramienta importante en el abordaje de algunos síntomas asociados al trastorno del espectro autista (TEA).

¿Para qué sirve la risperidona?

La risperidona actúa regulando la actividad de determinados neurotransmisores, sobre todo dopamina y serotonina, que están implicados en la regulación de la conducta, el estado de ánimo y las emociones.
En el contexto del autismo, no se prescribe para “curar” el TEA (ya que no existe un tratamiento farmacológico curativo), sino para manejar síntomas que interfieren en la calidad de vida del niño, adolescente o adulto.

Los principales síntomas en los que la risperidona ha mostrado eficacia son:

  • Agresividad: estallidos de ira, golpes, gritos o conductas físicas contra otros.
  • Autoagresiones: como morderse, golpearse o hacerse daño de forma repetida.
  • Irritabilidad marcada: cuando los cambios de humor son muy intensos y frecuentes.
  • Conductas disruptivas graves: como rabietas descontroladas o comportamientos que ponen en riesgo al propio niño o a los demás.

En 2006, la FDA (Agencia de Medicamentos de Estados Unidos) aprobó la risperidona específicamente para el tratamiento de la irritabilidad en niños y adolescentes con autismo, siendo uno de los pocos fármacos con esta indicación reconocida a nivel internacional.

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Beneficios y limitaciones

Es importante entender que la risperidona no mejora directamente la comunicación, las habilidades sociales ni las dificultades de aprendizaje propias del autismo. Su función es reducir la intensidad de los síntomas conductuales que pueden bloquear o dificultar el acceso a terapias educativas y de estimulación.
Cuando un niño con TEA disminuye sus crisis de agresividad o sus conductas autoagresivas, puede participar mejor en terapias de lenguaje, de integración sensorial o en la vida familiar y escolar.

Efectos secundarios

Como todo medicamento, la risperidona no está exenta de riesgos. Los efectos secundarios más comunes incluyen:

  • Aumento de peso y cambios en el apetito.
  • Somnolencia o cansancio.
  • Alteraciones hormonales, como incremento de la prolactina.
  • En algunos casos, rigidez o movimientos involuntarios (aunque menos frecuentes que con los antipsicóticos clásicos).

Por eso, siempre debe prescribirse y controlarse por un pediatra, psiquiatra infantil o neurólogo, con revisiones periódicas que incluyan controles de peso, análisis de sangre y seguimiento clínico.

¿Cuándo se recomienda?

La decisión de iniciar risperidona se toma cuando:

  • Las conductas agresivas o disruptivas son muy intensas.
  • Han fracasado o no han sido suficientes las intervenciones educativas, conductuales y familiares.
  • Existe riesgo real de daño físico o exclusión social debido a la gravedad de las conductas.

Nunca debe usarse de forma aislada ni como “primera línea de intervención”. Lo ideal es integrarla dentro de un plan de tratamiento global que incluya apoyos educativos, terapia cognitivo conductual, terapias específicas para el autismo y acompañamiento familiar.

La risperidona sirve para reducir la agresividad, la irritabilidad y las conductas disruptivas graves en niños y adolescentes con autismo, mejorando su adaptación al entorno y permitiendo que se beneficien más de otras terapias. Sin embargo, debe administrarse bajo estricto control médico y siempre como complemento, no como sustituto, de la intervención educativa y terapéutica.

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